Aspiración tanto del chef privado como del chef profesional en casa, hace más de treinta años que el horno EB es un icono de Gaggenau.
Este horno es una prueba de 90 cm de la diferencia que marca Gaggenau, de su legado y de su espíritu vanguardista tradicional. Salvajemente singular, peculiar y emblemático, es el corazón de la cocina. Es un horno hecho principalmente a mano, en un mundo de aparatos fabricados de forma industrial. La combinación de manos altamente cualificadas con materiales de alta calidad infunde a este horno algo parecido a un alma. Añada a este conjunto un diseño imponente y un rendimiento infalible, y tendrá todos los elementos de un clásico.
«Nuestro 333.º aniversario nos pareció el momento adecuado para rejuvenecer y rebautizar este icono. Espíritu vanguardista y alma de artesano: el EB 333».
Sven Schnee, director de Global Brand Gaggenau (2019), analiza la forma en que los hornos EB concentran el espíritu de Gaggenau y la popularidad de la que gozan en la comunidad culinaria. Más que un producto o aparato, el EB 333 es el testimonio vivo del futuro de la empresa.
«Ocupa un lugar central perfectamente equilibrado entre nuestro pasado y nuestro futuro».
Sven Baacke, director de Diseño de Gaggenau, ha participado muy de cerca en cada aspecto del desarrollo del EB 333. Sven explica por qué este horno es el mejor ejemplo de la filosofía de diseño vanguardista tradicional de Gaggenau. También avanza algunas pistas sobre el futuro del EB 333.
En 1986, el modelo EB 374 fue una revelación para Europa. Un proyecto personal de Georg von Blanquet, propietario de Gaggenau y apasionado chef privado, este enigmático, brillante y espacioso horno se inspiró en las cocinas con horno americanas. Con un revolucionario ancho de 90 cm, el horno estableció un concepto de diseño que transformó la cocina y se convirtió en un icono prácticamente inmediato, y en un favorito de los chefs privados. Tal era su diseño vanguardista que se introdujeron pocos cambios a lo largo de las siguientes tres décadas.
«Queríamos mantener su carácter original y atemporal».
Janina Fey, diseñadora de Gaggenau, comparte las dificultades, oportunidades e inquietudes asociadas al nuevo diseño de un objeto tan icónico. No solo era necesario incorporar avances tecnológicos y estéticos, sino también evitar a toda costa perder el alma del horno.
«Solo tenemos un proceso automático; el resto conlleva siempre la intervención de personas o es puro trabajo manual».
Jörg Neuner, responsable del Centro de marca de Gaggenau en Lipsheim, repasa los enormes desafíos a los que se enfrentaron los equipos de producción y cómo lograron crear lo imposible. Expone la cruda realidad asociada a la creación de una visión.
«Este horno siempre me recordará a mi padre, panadero de profesión».
Sören Strayle, diseñador de Gaggenau. Antes convertirse en diseñador de Gaggenau, el contacto de Sören con la marca adoptó la forma del EB 378. Su padre, panadero, se compró uno como regalo de jubilación. Pocas recomendaciones mejores se pueden hacer para un producto; quizás Sören estaba predestinado desde ese momento a trabajar en Gaggenau. El hecho de que participara en la siguiente generación de hornos EB atestigua la longevidad de estos hornos. Y también tiene algo de poético.
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